Los revisores brindan un importante apoyo a los editores de una publicación científica. Al esforzarse por realizar informes completos y de calidad, su trabajo repercute en que el equipo editorial pueda tomar decisiones pertinentes en cuanto al mérito científico de una contribución. El trabajo del revisor par, entonces, forma parte del rigor que caracteriza al proceso científico e impacta directamente en la relevancia, originalidad y actualidad de lo que se selecciona y publica.  Pocos recordamos, sin embargo, cómo fue que abordamos por primera vez dicho trabajo. Si se encuentra ante una primera experiencia de evaluación, es probable que las siguientes orientaciones le sean de utilidad.

Ser seleccionado como revisor refleja que el equipo editorial, o bien los pares que lo recomendaron, reconocen que tiene una experiencia particular en el ámbito del estudio que dio vida al artículo. Por la misma razón, se confía en que cada una de sus apreciaciones será fundamentada y constructiva, además de actual. Sugerimos, en ese sentido, entregar la mayor información posible a los autores y editores, pues cada informe de evaluación, con independencia de su veredicto, constituye un espacio de mejora de la contribución científica de los postulantes. En esa misma línea, al momento de evaluar es importante intentar suspender nuestro “Yo”, así como nuestras expectativas, en el entendido que prestamos un servicio a una revista en particular y a su política editorial.

Una primera tarea es leer detenidamente las directrices de la revista y su política editorial. Ambos recursos constituyen el marco de base de su trabajo analítico. Recomendamos, en consonancia con lo anterior, ceñirse a las indicaciones del formulario de evaluación y permanecer dentro de ese perímetro de control de calidad establecido por la revista. Se aconseja leer artículos en torno al ámbito de investigación y tipo de estudio que se revisa, que hayan sido difundidos previamente en esa revista específica, así como en otras de referencia. 

Al abordar el manuscrito en sí, otra buena práctica es leer el artículo más de una vez. Una primera lectura le permitirá confirmar si estima que el contenido del artículo se condice con el foco y el alcance de la revista. También si hubo aspectos formales básicos que eventualmente fueron pasados por alto durante una primera ronda de revisión, que no habrían ameritado, a su juicio, que el manuscrito pasara a la de revisores por pares. En cualquier circunstancia puede comunicarse con el equipo editorial, no sólo frente a observaciones iniciales como las anteriores, sino que ante cualquier duda que tenga durante el proceso, o a partir de hallazgos que emerjan posteriormente.  Por ello es recomendable que inicie cuanto antes la revisión, para informar tempranamente al equipo editorial, de ser el caso.

Despejada esa primera lectura, las sucesivas tienen el propósito de llegar al punto de centrarse en revisar el artículo desde sus méritos científicos, originalidad y pertinencia.  Para ello considere e informe la coherencia que se desprende entre “la promesa inicial” declarada por los autores, con lo que se entrega efectivamente a lo largo del artículo. Procuramos determinar cuan alineada está la argumentación entre los objetivos de la investigación, el marco teórico y su actualidad, la metodología empleada, la discusión de resultados y las conclusiones. También es relevante hacer notar si no se hace referencia a los aspectos éticos asociados, los que deben ser declarados. Estos pueden constituir motivo de rechazo del artículo, aun cuando sea coherente, original y pertinente. Confirme los estándares de ética a los que adhiere la revista o consulte códigos de ética internacionales que pueden guiar su trabajo como revisor.  Cumplir con los plazos establecidos por la revista es otra de las orientaciones principales que le sugerimos cumplir. A la larga, notará que los pasos avanzados en una primera revisión son los mismos que seguirá dando a medida que adquiera experiencia como evaluador par. Tal vez la primera vez que revise le tomará más tiempo que una segunda y posteriores. En cualquier caso, no olvide que su contribución es crucial, pues forma parte del proceso científico. Si su  trabajo es de calidad contribuye al rigor de dicho proceso, así como al avance de las ciencias de la comunicación en lo que a sus revistas especializadas se refiere.