Dentro de la estructura IMRyC, muchos de los manuscritos que llegan a las revistas presentan una serie de errores en estos tres apartados del artículo, por confusión u omisión, que es interesante que los revisores controlen de cara a realizar una buena evaluación.

Es preciso tener en cuenta que Resultados, Discusión y Conclusiones presentan similitudes que, a menudo, provocan repeticiones que nada aportan a la riqueza de un artículo y que van en contra de la necesaria precisión, claridad y brevedad que debe tener la escritura científica.

Imaginemos que entramos a un recinto donde se encuentra una piscina. Podemos realizar distintas acciones con un nivel desigual de compromiso: observarla y describirla (Resultados), sentarnos y meter los pies en ella para comparar su temperatura con la nuestra (Discusión) o, por último, podemos zambullirnos en ella y, en cierta manera, formar parte de esta (Conclusiones). Estas tres maneras de “relacionarnos” con la piscina, que aparentemente están claras, se confunden a menudo. Por ello, es importante que los revisores comprueben si en cada sección se tienen en cuenta las siguientes consideraciones.

Los Resultados (Describimos la piscina que se encuentra en el recinto) En este apartado los revisores tienen que comprobar si se realiza una correcta exposición de los resultados obtenidos. Es decir, si se responde a la pregunta ¿qué se encontró? Y verificar que los autores: 1) No duplican (triplican) la información que presentan, 2) Se alternan las enumeraciones de datos, tablas y figuras (eligiendo la forma más adecuada para cada caso) en su presentación. En definitiva, lo que tienen que hacer los autores en este apartado es mostrar sus resultados sin opiniones o interpretaciones, de la manera más objetiva posible.

La Discusión (Comparamos la temperatura de la piscina con la nuestra) La labor de los revisores aquí es comprobar si los autores realizan la interpretación de sus resultados y las implicaciones de estos. Esto es, si responden a la pregunta ¿qué significado tiene lo que encontré? Para lo cual han debido comparar los resultados obtenidos con lo mostrado en la introducción (cuando establecieron el “estado del arte”). Por ejemplo, si comparan los resultados que arroja su investigación, con estudios antecedentes y los sitúan en dicho contexto o, expresado de otra forma, si sitúan con claridad los resultados de su investigación entre las ideas vigentes sobre lo investigado estableciendo: qué son refutaciones, qué son complementos, qué son actualizaciones o qué son novedades sobre el tema estudiado.

Conclusiones (Nos zambullimos y pasamos a formar parte de la piscina) En este tercer apartado, fundamental en un artículo científico, los revisores tienen que comprobar si se realiza, por parte de los autores, una recapitulación de los principales hallazgos que tiene su trabajo para el futuro de la investigación en el campo. Hay que tener presente que este apartado no puede limitarse a una redacción de frases resumen, sino que es preciso realizar una exposición clara acerca de las novedades que aporta su investigación en distintos ámbitos. Por ejemplo: sobre las fuentes utilizadas, adaptación de la metodología o de alguna técnica, refutación de algún método, etc.

Hay que tener en cuenta (y en este aspecto es en el que se detectan más errores) que no se ha de confundir la discusión de los resultados con las conclusiones, ni repetir textualmente lo que ya se ha expuesto en el resumen. Obviamente las conclusiones dependen de los resultados obtenidos y del análisis de estos, pero aquí hay que “mojarse”. Aquí se construye la contribución (el hallazgo) del investigador, y esto se obtiene de algo más que de simples datos registrados. Por último, se hace preciso comprobar también si este apartado termina, como es preceptivo, con las limitaciones de la investigación realizada y las nuevas propuestas de investigación.

En definitiva, estos tres apartados están directamente relacionados, pero no se deben confundir, ni repetir, ya que, en cada uno de ellos es preciso reflejar cada aspecto con la máxima rigurosidad científica.